Uso de la inteligencia artificial en la auditoría
Luis Rosales López De Carrizosa, Socio de Auditoría de EY y vocal de la Junta Directiva del ICJCE Auditores Andalucía Occidental (AT7)
En los dos últimos años las palabras “Inteligencia artificial” han resonado en cualquier reunión estratégica, además de en muchos artículos económicos y académicos. En efecto, como publicaba Statista1, entre junio de 2022 y marzo de 2023 el volumen de tráfico de la palabra clave "IA" (inteligencia artificial) se triplicó, pasando de alrededor de 7,9 millones de búsquedas mensuales a más de 30,4 millones, habiéndose disparado el interés general por la inteligencia artificial en mercados como Estados Unidos a finales de 2022.
Pues bien, el mundo de la auditoría no es ajeno a este hecho y las firmas auditoras integran en sus herramientas elementos de inteligencia artificial. En efecto, y como ejemplo, EY se hacía eco ya en 20172 de la aplicación de algoritmos de inteligencia artificial para la detección de datos irregulares en la información contable.
Es innegable que el desarrollo y la aplicación de estas herramientas son, hoy por hoy, una realidad que contribuye a realizar auditorías más efectivas y eficientes, pero, ¿qué consecuencias podrían tener a futuro sobre la profesión? A continuación, describo algunos de los principales retos y oportunidades para el auditor del uso de la inteligencia artificial en la profesión:
Retos:
- Adaptación y aprendizaje continuo: los auditores deben mantenerse actualizados con las últimas tecnologías de IA y cómo se pueden aplicar en la auditoría. Esto requiere una inversión continua en formación y desarrollo profesional.
- Integración de sistemas: la implementación de soluciones de IA en los sistemas de información utilizados para la realización de auditorías puede ser compleja y requerir una integración cuidadosa para asegurar la precisión y la eficiencia.
- Calidad y consistencia de datos: la IA depende de grandes volúmenes de datos de alta calidad y los auditores deben asegurarse de que los datos que alimentan a los sistemas de IA sean precisos y consistentes de cara a la obtención de resultados fiables.
- Ética y privacidad: el uso de la IA suscita preocupaciones sobre la privacidad de los datos y la ética en su utilización. Los auditores deben garantizar que se respeten las normativas de protección de datos y se aborden las cuestiones éticas pertinentes. En este sentido, tras su publicación en el Diario Oficial de la UE, la Ley Europea de Inteligencia Artificial, el primer reglamento global sobre inteligencia artificial del mundo3, entró en vigor el 1 de agosto de 2024 y será aplicable de manera progresiva (la mayoría de sus normas empezarán a aplicarse el 2 de agosto de 2026).
- Dependencia de la tecnología: existe el riesgo de depender demasiado de la IA y descuidar el juicio profesional, por lo que los auditores deben equilibrar el uso de la tecnología con su experiencia y conocimiento. En este sentido, el juicio profesional tendrá, si cabe, mayor importancia para poder discriminar las denominadas alucinaciones4.
- Seguridad cibernética: con el aumento del uso de la IA, se eleva el riesgo de ataques cibernéticos, por lo que los auditores deben asegurar que los sistemas de IA estén protegidos contra posibles amenazas de seguridad.
Oportunidades:
- Eficiencia mejorada: la IA puede automatizar tareas repetitivas y consumidoras de tiempo, permitiendo a los auditores centrarse en áreas de mayor valor añadido y ofreciendo un atractivo adicional para aquellos estudiantes que puedan estar sopesando su entrada en la profesión.
- Análisis de datos avanzado: la IA puede analizar grandes conjuntos de datos con mayor rapidez y precisión que los métodos tradicionales, lo que permite identificar tendencias y anomalías que podrían pasar desapercibidas.
- Mejora de la calidad de la auditoría: la IA puede mejorar la calidad de la auditoría al proporcionar ideas o “insights” más profundos y ayudar en la toma de decisiones basada en datos.
- Expansión de servicios: la IA abre nuevas oportunidades para que los auditores ofrezcan servicios adicionales, como análisis predictivo y consultoría estratégica, manteniendo siempre la debida independencia.
- Colaboración mejorada: las herramientas de IA pueden facilitar la colaboración entre los miembros del equipo de auditoría y con los clientes, mejorando la comunicación y la eficiencia del proceso de auditoría. En este sentido, resulta fundamental que los auditores más experimentados guíen a aquellos miembros más jóvenes o “junior” del equipo, de manera que se transmitan el conocimiento y el juicio del auditor.
- Innovación en la profesión: la IA impulsa la innovación en la profesión, alentando a los auditores a buscar nuevas formas de añadir valor a los servicios prestados a sus clientes.
En resumen, la inteligencia artificial presenta tanto desafíos como oportunidades para los auditores que habrá que afrontar a nivel de profesión, pues el uso de la tecnología ha sido siempre un aspecto clave para la mejora de la calidad de nuestros servicios. Sin duda, la clave para navegar con éxito en este panorama debe pivotar no solo en el desarrollo y uso de las herramientas tecnológicas, sino también en la inversión en las personas. Será necesario equiparar la inversión en las nuevas tecnologías desarrolladas con la inteligencia artificial con la inversión realizada en los equipos de auditores de manera que puedan desarrollar su potencial conjuntamente, mediante la adaptación continua, la educación y el equilibrio entre el uso de la tecnología y la aplicación del juicio profesional.