Los auditores, profesionales clave en crisis de la Covid-19
27 de junio de 2020. Los profesionales de la auditoría revisan el 73% de la facturación privada en Galicia, por lo que la profesión de auditor se hace fundamental y muy especialmente en épocas de crisis económica, cuando las empresas deben analizar de la manera más minuciosa posible sus cuentas y procesos contables para optimizar sus recursos y garantizar la transparencia. Tras la actual crisis sanitaria provocada por la Covid-19, los auditores deberán gestionar los riesgos existentes dentro de las compañías con objetividad y perspectiva, un ejercicio nada fácil, ya que el actual contexto de pandemia es totalmente inédito en nuestra sociedad.
La necesidad de evitar desajustes económicos en el próximo ejercicio convierte en primordial la figura del auditor, por lo que los profesionales se encuentran ante el reto de ejercer esta tarea con la mayor responsabilidad. En palabras de Andrés Lucendo Monedero, auditor independiente y miembro de la junta directiva del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España en Galicia (ICJCE Galicia), los auditores contribuyen a que las empresas mejoren: “Aportamos una visión independiente con una serie de recomendaciones que aportarán valor a la compañía, además de beneficiarse de los conocimientos que has ido adquiriendo a lo largo de tu carrera tanto con otros clientes como en situaciones similares, como es el actual contexto de crisis que estamos viviendo”, señala.
Verificar y dictaminar que los libros contables de una empresa o institución son fiables y veraces es precisamente el trabajo del auditor de cuentas. El auditor comprobará que todo cuadra y se asegurará que no existen incongruencias o indicios de fraude, un trabajo que ofrece una salida profesional muy interesante y vertebra una profesión en contacto directo con gran variedad de sectores y actividades y un amplio equipo de profesionales que definen y complementan la formación universitaria.
En España, de acuerdo con la ley de Auditoría de Cuentas, para ejercer la profesión de auditoría es necesario estar inscrito en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) del Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), al que se accede después de superar unas pruebas teóricas y prácticas y acreditar una experiencia profesional en una firma o despacho durante un periodo establecido de tiempo. “Sería interesante que existieran planes de formación obligatorios referidos por el ICAC, así como formación continuada por parte de las firmas de auditoría para complementar el propio desempeño de la formación. Ante situaciones como la actual, los auditores necesitamos todo el apoyo formativo posible para realizar nuestro trabajo con garantías”, declara Lucendo.
Actualmente, la figura del auditor es necesaria también en las medianas y pequeñas empresas, porque su figura excede de un simple mecanismo de control para convertirse en un asesor que ayuda a las compañías a contar con un informe que revisa todos los aspectos clave que necesita para su financiación. "El informe que emite un auditor indica que la información que contiene es fiable, legal y completa. Sería deseable que hubiera mayor demanda por parte de las compañías y grupos de interés para auditarse, tanto por sus necesidades financieras como por sus necesidades públicas, como el acceso a subvenciones", asegura este profesional.
El reto de la auditoría es hacer comprender a la sociedad que es un sector en crecimiento no sólo en el ámbito privado, sino también en el público, donde cuenta con cada vez más presencia, así como volver a ilusionar a los nuevos profesionales para conseguir que perciban la profesión como una opción atractiva, que aporta mucho valor y con muy buena salida profesional.
