“La auditoría es un instrumento para corregir el rumbo de la empresa”
 
26.03.2021. Después de un año marcado por la incertidumbre derivada de la pandemia del coronavirus, las empresas han tenido que adaptarse y reinventarse continuamente para adaptar sus procesos y metodología de trabajo a las medidas sanitarias y de distanciamiento social necesarias para continuar su actividad con seguridad. A finales de abril los auditores completarán sus informes, lo que nos dará una radiografía de las consecuencias reales de todos estos cambios en las compañías gallegas. Elizabeth Pérez, directiva del Instituto de Censores Jurados de cuentas de España (ICJCE) en Galicia y socia de la firma BM Auditores, afirma que “la auditoría es un instrumento para corregir el rumbo de la empresa, si fuese necesario, con mayor exactitud y fiabilidad”.
 
¿Cómo ha afectado a las empresas gallegas la irrupción de la Covid-19, un año después?
Desde 2019 estamos viviendo una serie de acontecimientos que han supuesto un punto de inflexión, derivados de la reciente crisis sanitaria que a nivel mundial ha condicionado el mantenimiento y la sostenibilidad de todos los sectores de la sociedad. Prácticamente la totalidad de las empresas se han visto afectadas directa o indirectamente por esta situación, con independencia de su sector, ubicación o dimensión, teniendo que reinventarse a diario para intentar sostenerse en un momento complejo e intangible, teniendo además que explorar e implementar medidas que han supuesto y suponen nuevas formas de trabajo: necesidad de inversión en EPIS que garanticen una serie de medidas de prevención frente a la Covid (guantes, hidrogel, termómetros, generadores de ozono, pantallas de aislamiento…), cambios en la jornada laboral de los trabajadores o la implantación de medidas y protocolos de trabajo que garanticen el aislamiento del personal. Es una evolución a una forma de trabajo vinculada con la era digital.
 
Si bien es cierto que el punto de desarrollo en el que nos encontramos a nivel digital ha permitido conexionar los sistemas de trabajo ya estandarizados, con nuevas dinámicas que forzosamente se han tenido que implantar para satisfacer los condicionantes que han marcado el día a día de esta crisis sanitaria –confinamientos, toques de queda, etc.– cada empresa ha tenido que reinventarse dentro de su situación particular y en función del ámbito de actuación en el que se encuentra. No solo han tenido que modificar sus biorritmos internos de trabajo, sino también externos, sobre todo en lo que atención al público se refiere.

¿Podemos ver ya los efectos que tendrá en la economía esta tercera ola? 
Aunque cada situación debe analizarse de manera particular, hay empresas que han podido reinventarse y mantener un mínimo de actividad para sostenerse. Otras, en cambio, no han tenido más remedio que establecer un parón en su día a día, quizá temporal, quizá definitivo. El régimen de ERTE, por ejemplo, a nivel de personal, está siendo un pequeño suspiro al que han podido acogerse muchas entidades, aunque esto no ha supuesto una reducción del nivel de endeudamiento, por lo que la situación se complica cada semestre.
 
Los informes de auditoría son una herramienta fundamental para determinar la salud del tejido empresarial en Galicia. ¿Qué radiografía podemos hacer a día de hoy?
Salvo excepciones, las empresas todavía están auditando las cuentas anuales correspondientes al ejercicio de 2020, aunque en las cuentas anuales del ejercicio 2019 se mencionan los efectos adversos futuros derivados de la crisis sanitaria, que se representarán en las auditorías del 2020. Aquí se reflejará con mayor precisión el impacto económico recibido y su previsión de cara a ejercicios posteriores. La gran mayoría de las auditorías estarán cerradas a finales del mes de abril, momento en el que se podrá hacer una valoración real del reflejo en números que la Covid ha supuesto para las empresas, pudiendo también identificar el grado de afectación en función del sector, el volumen de negocio, etc. 
 
Según el informe ‘Las empresas auditadas en Galicia’, elaborado por ICJCE Galicia, las compañías auditadas resisten mejor a la crisis económica y se recuperan antes. ¿También será así en esta ocasión?
Esta crisis sanitaria trae consigo una serie de factores que afectan, inevitablemente y día a día, a la dinámica de trabajo y desarrollo de las empresas, si bien la existencia de la figura del auditor está directamente relacionada con la capacidad de diagnosis de la actividad. El trabajo de auditoría puede asociarse con una radiografía de todas las partes que conforman la empresa, de forma que, con esa visión global, resulta quizá más sencillo identificar deficiencias, tanto a nivel de gestión y funcionamiento interno, como en la relación con entidades asociadas, proveedores, clientes y otros agentes económicos. 
 
Podemos entender el trabajo de auditoría como un instrumento para corregir el rumbo de la empresa, si fuese necesario, con mayor exactitud y fiabilidad, reduciendo el margen de error, valorando y parametrizando todos los datos que se extraen del mismo.
 
¿Qué aspectos han cambiado en los informes de auditoría en este último año? ¿Habéis introducido procedimientos complementarios para adaptar a los cambios propiciados por el coronavirus?
La auditoría se ha visto directamente afectada por esta situación, motivada por la incertidumbre en la continuidad o no de muchas empresas. En gran medida, los recursos económicos, personales y materiales se han centrado en paliar los efectos adversos que la crisis ha provocado, intentando mantener un mínimo de actividad que abra la posibilidad de recuperarse a medida que se vaya recuperando la situación. 
 
El trabajo de auditoría ha quedado en muchos casos en un plano secundario, y si a esto se suma la imposibilidad de realizar reuniones y visitas a las instalaciones de la empresa y la dificultad de obtener evidencia suficiente y adecuada, además de otros obstáculos que nos encontramos día a día, los procedimientos de auditoría hasta ahora aplicados se han tenido que adaptar y ampliar de acorde a esta nueva situación, al igual que el contenido de los informes de auditoría:  será fundamental trabajar en los procedimientos enfocados en validar el principio contable de empresa en funcionamiento, como mecanismo mediante el cual se valida o garantiza la continuidad de las empresas un año más. Así, los auditores podremos obtener un escenario real a corto y medio plazo de lo que ha supuesto esta etapa crítica en los números de las empresas.
 
¿En qué aspectos pueden mejorar las compañías gallegas auditadas? ¿Cuál es la asignatura pendiente? 
Por mi experiencia y auditorías realizadas, se detectan deficiencias o mejoras necesarias en la gestión interna y la estructura de las empresas. Quiero decir con esto que, año tras año, de manera directamente proporcional a su crecimiento, debería existir una adaptación de la estructura y la gestión en la empresa para afrontar su crecimiento y garantizar que éste perdure en el tiempo. 
 
Entiendo que, si se plantean esquemas de trabajo permeables basados en una estructura bien organizada y gestionada, los cambios tanto a nivel de crecimiento como de adaptación al mercado serán absorbidos, de forma que el impacto negativo que pueden suponer sea prácticamente mínimo o inexistente, pudiendo en algunos casos servir de base para una reconversión que posicione la empresa en otro escalón dentro de su línea de vida.

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