“2021 será un año de crecimiento, pero con muchas incertidumbres”
 
23.04.2021. Los datos del primer trimestre del año apuntan a una leve mejora de la economía gallega tras el fuerte impacto de la pandemia. Joaquín Varela de Limia, integrante de la directiva del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España en Galicia (ICJCE Galicia) y auditor en la firma K4 Auditores, con sede en Vigo, prevé que el crecimiento marcará 2021, aunque cree que dependerá de muchos factores que todavía generan incertidumbre, como la evolución de la vacunación. Incide en la importancia de la auditoría como un ejercicio que contribuye a la buena salud de las empresas en Galicia.
 
Tras un año de Covid-19, ¿cuál es su valoración sobre la situación económica de las empresas gallegas en el primer trimestre de 2021?
Evidentemente, y visto de forma global, están en peor situación que en el primer trimestre de 2020. La caída generalizada de ingresos y resultados ha supuesto un empeoramiento de su situación financiera neta, y esto pone en riesgo la continuidad y el futuro de muchas de ellas.
 
El efecto no ha sido el mismo en todos los sectores, ya que han resultado especialmente afectados aquellos más relacionados con el turismo, el ocio o el transporte de viajeros, pero lo cierto es que todas, en mayor o menor medida, han sufrido un impacto en su actividad. Ahora toca ser capaces de afrontar ese mayor endeudamiento y, desgraciadamente, algunas empresas, especialmente las más débiles, no sobrevivirán.
 
¿Influye el tamaño empresarial en la supervivencia?
El tamaño es fundamental, pero también la capacidad de acceder en mayor medida a las fuentes de financiación. Las de estructura menor son las que primero sufren los efectos de la situación generada y, por lo tanto, son las que mayor riesgo tienen de acabar desapareciendo.

 
En mi opinión, esta crisis es muy diferente a la que experimentamos a partir de 2008, que fue mucho peor. Las empresas han tenido acceso de forma bastante ágil a financiación ofrecida por las entidades financieras y han sido favorecidas por las medidas adoptadas por los gobiernos. La duda que queda es si en el futuro las compañías serán capaces de hacer frente a este endeudamiento mayor. La crisis anterior era derivada de una crisis financiera, y esta de una situación excepcional por una razón sanitaria y de medidas de confinamiento, por lo que la recuperación debería ser más intensa y más rápida.
 
¿Qué le parece la previsión del Foro Económico de Galicia que apunta a que la economía gallega crecerá este año entre un 4,8 y un 8,8%?
Que la previsión varíe de un 4,8% a prácticamente el doble pone de manifiesto que todavía hay incertidumbres muy importantes a corto plazo. Dependientes de la evolución de la pandemia, con la aparición de nuevas variantes en el desarrollo del coronavirus o con la propia incertidumbre sobre la evolución de la vacunación, no podemos saber cuándo se alcanzará el porcentaje de vacunación que nos permita desarrollar la actividad normal. Por otro lado, la propia incertidumbre sobre la concreción temporal de las medidas de estímulo aprobadas tampoco nos permite saber en qué momento ni en qué forma van a llegar al tejido productivo real.
 
Lo que sí sabemos es que el año pasado la economía gallega se comportó mejor que la española, y la previsión para este año es que esto se repita. Galicia no está tan influida por el turismo, lo que quizá nos permita capear mejor la situación. Creo que este 2021 será un año de crecimiento, pero aún con muchas incertidumbres. La evolución de la vacunación introduce aspectos esperanzadores para que podamos recuperar la actividad normal, e incluso en algunos sectores con más vigor y energía, como la automoción, que ha sufrido un retraso en la decisión de compra de los consumidores, lo que puede propiciar una recuperación sólida y vigorosa en el momento en que se despeje la situación económica.
 
¿Cómo analiza los datos de ICJCE Galicia que apuntan a que las empresas gallegas auditadas se recuperarán mejor de esta crisis que las que no se auditan?
No tengo ninguna duda de ello. Sabemos que las que se auditan tienen un mejor acceso a la financiación, y esa va a ser una de las claves para la recuperación. Nuestro trabajo aporta más rigor a las cuentas, y además hacemos que sean más completas y probablemente más eficaces para los objetivos que buscan las compañías: que todos los stakeholders, proveedores, clientes, etc., que están más atentas de la evolución de una compañía, tengan esa mejor información con el rigor que da el auditor y eso redunde en una mejor percepción de la empresa. Esto es especialmente importante cuando el interesado es una entidad financiera: cuando un analista de riesgo ve unas cuentas que han sido objeto de una auditoría independiente, le da una certeza sobre la situación de la compañía que no le dan las cuentas que no han sido auditadas. 
 
¿Qué supone para los auditores trabajar en las cuentas de las empresas de un ejercicio como el de 2020, marcado por el impacto económico de la pandemia?
Por lo pronto, un esfuerzo y un riesgo mayor en el desarrollo de nuestro trabajo. En un entorno en el que se produce una caída de actividad, ingresos y resultados que pone en riesgo la continuidad de las empresas, tenemos que prestar especial atención a la identificación de estos factores de riesgo y entender si la compañía que estamos auditando tiene o puede tener un problema de continuidad, para que esa problemática tenga un reflejo adecuado en nuestro informe. Este es uno de los riegos más importantes que los auditores tenemos en el desarrollo de nuestro trabajo, opinar si una compañía va a sobrevivir y reflejarlo en nuestro informe. En situaciones de incertidumbre nuestro trabajo se hace más difícil y con un reto mayor, tenemos que estar más atentos.

 
¿En qué medida el trabajo de auditoría puede ir más allá de elaborar informes, más o menos desfavorables? ¿Puede aportar herramientas a las empresas para mantener una buena salud económica?
Aparte del efecto positivo que puede tener sobre su situación financiera, como comentaba antes, los análisis que requerimos a nuestros clientes en el desarrollo del trabajo de auditoría, así como las propias recomendaciones de mejoras que efectuamos, hacen que la información interna que manejan en su gestión también mejore, y esto tiene un efecto muy positivo en su situación económica.

Como ejemplo, el año pasado insistimos mucho a nuestros clientes en que en marzo-abril de 2020 hicieran planes económicos y financieros a corto plazo que, en función de los posibles escenarios de la pandemia, fueran capaces de anticipar en qué situación se iba a encontrar la compañía. Era un ejercicio difícil, pero les obligaba a pensar cuál era su futuro inmediato y su situación económica en función de una evolución o de otra, e identificar qué medidas podía adoptar la compañía en cada momento para mejorar su situación económica y financiera, teniendo en cuenta, además, que los gobiernos habían puesto en marcha una serie de medidas, como los ERTE o los créditos ICO.

Estoy absolutamente convencido de que aquellas empresas que lo hicieron de una forma concienzuda han tenido una respuesta económica mejor a esa situación de crisis generada y, por lo tanto, van a tener una situación futura mejor. Creo que hemos ayudado mucho a nuestros clientes a hacer este trabajo y que han tenido resultados positivos en su evolución tras este año tan complicado.

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