“La dirección se sorprende cuando ve la brecha salarial en su empresa”
 
16.03.2021. “La dirección siempre se sorprende cuando ve reflejada la brecha salarial en su empresa”, coinciden las profesionales gallegas de la auditoría que han participado en la primera sesión del grupo de trabajo para ayudar a las empresas y organizaciones públicas gallegas a reducir la brecha salarial entre hombres y mujeres. La iniciativa, dirigida por el Instituto de Censores Jurados de Cuentas España en Galicia (ICJCE Galicia) y liderada por la directiva Ana Pumar, busca definir los baremos para auditar la igualdad retributiva entre mujeres y hombres de cara a la aplicación del Real Decreto-ley 902/2020 del 13 de octubre, que obligará a las empresas de más de 50 empleados a realizar una auditoría de género a partir del próximo 14 de abril. En la primera jornada, la secretaria del ICJCE, Elizabeth Pérez, y las auditoras Concepción Vilaboa y Pilar Carballo, analizaron junto a Pumar las diferentes caras de la auditoría de la brecha salarial, así como la situación de las profesionales de la auditoría en España, que representan el 26% en Galicia. 
 
 
 
“En los puestos de responsabilidad, es muy difícil determinar las funciones”
 
Ana Pumar lleva tres décadas ejerciendo como auditora y forma parte de la directiva del Instituto de Censores Jurados de Cuentas de España (ICJCE) en Galicia. Actualmente, está al frente de su propio despacho Apumar Auditores. 
 
 
 
 
 
 
PREGUNTA. ¿Qué aspectos deberían tenerse en cuenta a la hora de realizar una auditoría de igualdad retributiva entre mujeres y hombres?
 
Ana Pumar. Establecer los baremos va a ser muy complicado, ya que va por puestos y funciones y existen muchas variantes. En los puestos de responsabilidad es muy difícil determinar las funciones, al contrario que en una cadena, donde están previamente definidas. Se conseguirá si los baremos que se establezcan son fáciles de identificar, como la retribución de mismas funciones y tareas. Hay que establecer unos primeros baremos objetivos, ver cómo salen las mediciones y, a partir de ahí, empezar a trabajar. 
 
P. ¿Qué particularidades pueden tener las empresas gallegas a la hora de abordar este tipo de auditoría? 
 
A.P. Aquí las empresas están fuertemente masculinizadas, es una cuestión cultural. Tengo clientes de otras comunidades donde la cultura es más abierta. Es cierto que falta mucho, pero en Galicia los altos directivos y, en definitiva, el gobierno de las empresas, están en manos de hombres. 
 
P. Se habla mucho sobre las dificultades de las mujeres para llegar a altos cargos dentro de las compañías, y más aún a una profesión tan rigurosa y exigente como es la auditoría, en la que actualmente, en Galicia, un 74% son hombres. ¿Cuál es tu opinión? 
 
A.P. Se ha mejorado mucho, pero ha sido una mejora muy progresiva. Seguro que me acompañan en esta opinión mis compañeras: seguimos siendo pocas. Como decíamos, nos hace falta dar ese paso a la alta dirección. Por ejemplo, en la junta directiva el 30% somos mujeres, y deberíamos ser más. El techo de cristal sigue existiendo, pero entiendo que con las medidas tomadas a favor de la igualdad se va a mejorar y, sobre todo, con nuestras ganas de que la situación cambie. 
 
P. ¿Cuáles son los motivos de estas diferencias en la auditoría a medida que pasan los años? ¿Es la conciliación el principal obstáculo a la hora de crecer profesionalmente?
 
A.P. Sí, la conciliación es el principal escollo. Está muy instaurado el cuidado como una tarea de las mujeres. Tenemos que entender y cambiar de base que la obligación de los hijos, el peso de la casa y del cuidado de dependientes, por ejemplo, no son cosa de las mujeres, sino de cualquier persona. 
 
P. Un estudio de Journal of Business Research afirma que “pese a ser minoría, las auditoras mujeres realizan un mejor trabajo que los hombres”. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación? 
 
A.P. Sí, si hablamos de generalidades. Somos más meticulosas y aprovechamos mejor el tiempo. Lo tenemos que repartir en muchas facetas, ya no solo en la familia o la maternidad: mantenemos nuestras aficiones, valoramos el autocuidado… Por mi experiencia, en el trabajo de campo prefiero contar con mujeres. Las profesionales de la auditoría podemos llegar hasta el final del trabajo con el mismo rigor y profesionalidad. 
 
P. Desde que has comenzado tu carrera, ¿cómo valoras la evolución de la profesión en estos últimos años?
 
A.P. Se ha avanzado, pero a todas nos gustaría que fuera más rápido. Es una cuestión social, hay que tomar medidas en todos los ámbitos.
 
P. ¿Cómo te imaginas la situación de la mujer en la auditoría en los próximos 10 años? ¿Qué cambios implementarías para seguir dando pasos?
 
A.P. Ojalá se incremente el ritmo para llegar a puestos de responsabilidad dentro de las sociedades. Las mujeres hemos demostrado que somos grandísimas profesionales, pero falta ese golpe. Tenemos que ser nosotras mismas las que impulsemos ese cambio. Pertenezco a la comisión de organización de las Jornadas de Auditoría y Contabilidad en Galicia y siempre apuesto y lucho por contar con esa visibilidad de las mujeres: más ponentes, más moderadoras… Poco a poco, las mujeres que estamos en órganos con poder de decisión tenemos que luchar por esta presencia femenina que, al final, es lo que nos va a permitir ser más visibles y conquistar nuestro espacio. Otro de los cambios que viene, y que ya es una realidad a día de hoy, es la no obligación de la presencialidad, que va a facilitar mucho la conciliación y la carrera de mujeres con obligaciones familiares. 
 
 

 
Mientras los altos cargos estén ocupados por hombres, existirá la brecha salarial”
 
Concepción Vilaboa es una pionera de la auditoría en Galicia. Dedicada a la profesión desde 1991, es socia directora de la firma Auren y una de las primeras profesionales en ejercer la auditoría en nuestro país. Compagina su labor en la auditoría con la docencia en el Máster de Auditoría de la Universidad de Vigo. 
 
 
 
 
 
PREGUNTA. ¿Qué aspectos deberían tenerse en cuenta a la hora de realizar una auditoría de igualdad retributiva entre mujeres y hombres?
 
Concepción Vilaboa. Ayuda mucho la verificación del estado de la información no financiera. Mientras haya desigualdades en las escalas profesionales, sucedan en el ámbito que sucedan, y los altos cargos estén ocupados por hombres, va a existir la brecha salarial. En igualdad real de puestos y tareas no existe la brecha. En el sector privado no es tan fácil determinar las tareas como, por ejemplo, en la Administración pública. Mientras existan puestos con más responsabilidad y retribución mayoritariamente en manos de hombres, va a existir la brecha.
 
P. ¿Qué particularidades pueden tener las empresas gallegas a la hora de abordar este tipo de auditoría? 
 
C.V. Realmente los dueños, propietarios y director final de la propiedad de la compañía es un hombre o un conjunto de hombres. Como mucho, en conjunto con su mujer. Pero eso está cambiando. En Galicia ya han aparecido referentes empresarias y van a aparecer mujeres que tengan otro tipo de valores. Se necesita un cambio social, de hombres y mujeres. Si no se hace de la mano, no se consigue.
 
P. Se habla mucho sobre las dificultades de las mujeres para llegar a altos cargos dentro de las compañías, y más aún a una profesión tan rigurosa y exigente como es la auditoría, en la que actualmente, en Galicia, un 74% son hombres. ¿Cuál es tu opinión? 
 
C.V. En los últimos 15 años se ha notado un incremento importante de la presencia de mujeres en la auditoría, pero no al mismo ritmo de crecimiento de otras profesiones de carácter similar, como el ámbito del derecho o la medicina. El factor determinante, en mi opinión, es que nuestra profesión está relacionada con ese mundo de la empresa que sigue siendo predominantemente masculino, y esto supone una barrera para la interacción, ya que muchas veces un directivo se encuentra más cómodo hablando con una persona de su mismo género. Otras razones son las características propias de nuestro trabajo, que tiene una fortísima estacionalidad y hace la conciliación familiar muy difícil, puesto que en determinadas épocas del año supone jornadas maratonianas. Tenemos que avanzar como sociedad para que esto no sea un problema exclusivo de las mujeres. 
 
P. ¿Cuáles son los motivos de estas diferencias en la auditoría a medida que pasan los años? ¿Es la conciliación el principal obstáculo a la hora de crecer profesionalmente?
 
C.V. En el momento inicial, hay mucha incorporación de profesionales femeninas. La ruptura se produce cuando las mujeres llegan a ser auditoras ROAC, se convierten en socias, o tienen un papel más relevante en la profesión y coincide con la oportunidad de ser madres. Es una profesión que, no obliga a elegir, pero desde luego no lo pone fácil a la hora de conciliar. La intensidad de la profesión no facilita la maternidad, sustituir a las profesionales no es fácil. Mi esperanza está puesta en la digitalización y tecnología, como herramientas que faciliten esta conciliación y en la implicación del hombre en la vida familiar. 
 
P. Un estudio de Journal of Business Research afirma que “pese a ser minoría, las auditoras mujeres realizan un mejor trabajo que los hombres”. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación? 
 
C.V. Es cierto que la profesión nos va bien a las mujeres porque requiere de una serie de aptitudes mentales y esfuerzo de trabajo muy afines al género femenino, como por ejemplo la meticulosidad. Nunca hay que generalizar, porque hay grandísimos profesionales sin importar su género, pero volviendo a las palabras de Ana, esta es la razón de que haya muchas auditoras haciendo el trabajo de campo, un pilar que sustenta a la auditoría, y es un trabajo mayoritariamente femenino. Y precisamente ahí se encuentra la piedra que corta la carrera profesional.  
 
P. Desde que has comenzado tu carrera, ¿cómo valoras la evolución de la profesión en estos últimos años?
 
C.P. Se nota una evolución muy fuerte en los últimos 15 años. Cuando empecé a trabajar en este sector, no había mujeres ejerciendo. Literalmente. Cuando hice el examen de acceso al ROAC fui la única en la zona. Cuando comencé a ejercer, la situación no cambió. Éramos Chitina, otra pionera de una generación anterior, y yo. Ahora, aunque solo en un 26%, sí estamos presentes. Hemos llegado a un punto en el que se necesita otro cambio estructural importante en la sociedad para que se avance en igualdad real y la familia sea un bien compartido, que es la principal carga, aunque sea biológicamente inevitable. 
 
P. ¿Cómo te imaginas la situación de la mujer en la auditoría en los próximos 10 años? ¿Qué cambios implementarías para seguir dando pasos?
 
C.P. Va a costar, pero coincido en que vamos a conquistar cimas más rápido. Es ya un camino imparable, pero todavía tenemos que alcanzar una presencia igualitaria. Falta mucho por hacer, sobre todo en las grandes firmas de auditoría, pero ya está asumido a nivel internacional el papel de la mujer en la sociedad y en el mercado de trabajo. 
 
 
“Es muy complicado detectar la desigualdad salarial”
 
Elizabeth Pérez, tras 6 años de experiencia en el mundo de la auditoria ingresa en el Registro Oficial de Auditores de Cuentas (ROAC) en el 2011.  Actualmente forma parte de la directiva del Instituto de Censores de Cuentas de España (ICJCE) en Galicia y es socia de la firma BM Auditores.
 
 
 
 
 
 
 
 
PREGUNTA. ¿Qué aspectos deberían tenerse en cuenta a la hora de realizar una auditoría de igualdad retributiva entre mujeres y hombres?
 
Elizabeth Pérez. Es muy complicado detectar la desigualdad. Una de las áreas que revisamos, el área laboral, debería contar con procedimientos de auditoría que no sea financiera, sino de legalidad o cumplimiento, y analizar así categorías, funciones, todos los complementos salariales, etc. Se pueden realizar comparativas aleatoriamente entre trabajadores y trabajadoras y, si hay una diferencia en la retribución media del 5% o 10%, comenzar a analizar cuál es el motivo de estas diferencias. 
 
P. Se habla mucho sobre las dificultades de las mujeres para llegar a altos cargos dentro de las compañías, y más aún a una profesión tan rigurosa y exigente como es la auditoría, en la que actualmente, en Galicia, un 74% son hombres. ¿Cuál es tu opinión? 
 
E.P. Aunque es cierto que hay un cambio considerable en los últimos años, la auditoría es una profesión masculinizada. A nivel de contratación inicial no existen estas diferencias, hay paridad. El cambio se encuentra a la hora de ascender, cuando sigue predominando la parte masculina.
 
P. Un estudio de Journal of Business Research afirma que “pese a ser minoría, las auditoras mujeres realizan un mejor trabajo que los hombres”. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación? 
 
E.P. Creo que no depende de ser hombre o mujer,  sino de cada persona, de las ganas y  actitud  que se ponga  a la hora  de realizar un trabajo.
 
P. Desde que has comenzado tu carrera, ¿cómo valoras la evolución de la profesión en estos últimos años?
 
E.P. Nosotras, como mujeres siempre tenemos que demostrar el doble. Desde que comencé mi carrera noto un cambio considerable, sin duda aparejado al cambio social.  
 
P. ¿Cómo te imaginas la situación de la mujer en la auditoría en los próximos 10 años? ¿Qué cambios implementarías para seguir dando pasos?
 
E.P. Aunque pienso que el ritmo no va a ser tan rápido como deseamos, creo que sí se acelerará. Las mujeres estamos demostrando, no solo en la auditoría, sino en todas las profesiones, que somos válidas, perseverantes y cuidadosas para cualquier carrera profesional. Si Concepción vio el cambio en los últimos 15 años, creo que de cara a futuro los cambios y progresos se van ir acelerando.
 
 
“En la auditoría, existe un rol masculino muy fuerte”
 
Pilar Carballo inicia su actividad en 1994 en el ámbito de la Auditoría en una firma local. Desde enero de 2001 desarrolla su actividad profesional como Auditora de Cuentas, y desde 2018 como socia en K4 auditores.
 
 
 
 
 
 
 
 
PREGUNTA. ¿Qué aspectos deberían tenerse en cuenta a la hora de realizar una auditoría de igualdad retributiva entre mujeres y hombres?
 
Pilar Carballo. Cuando auditamos los primeros estados de la información no financiera, la dirección se sorprende de las brechas que surgen, y ahí se busca una justificación: dividiendo las tareas y los puestos en básicamente femenino o masculino. Ahí está la brecha, en los puestos más importantes, que son ocupados por hombres. Tenemos que darle una vuelta como sociedad. Claro que un oficial de primera cobra lo mismo si es hombre que si es mujer, porque pertenecen a un mismo convenio colectivo. Lo que hay que ver es por qué un oficial de primera es hombre y los estratos inferiores son mujeres.
 
P. Se habla mucho sobre las dificultades de las mujeres para llegar a altos cargos dentro de las compañías, y más aún a una profesión tan rigurosa y exigente como es la auditoría, en la que actualmente, en Galicia, un 74% son hombres. ¿Cuál es tu opinión? 
 
P.C. En la auditoría existe un rol masculino muy fuerte. Esto hace que no existan demasiados referentes femeninos. Y, por supuesto, como apuntaba Concepción, la estacionalidad y la dificultad en la conciliación. Para evolucionar en tu carrera profesional es cierto que en un primer momento prima la meritocracia, pero a medida que se avanza, las mujeres no logran escalar al mismo ritmo que los hombres. No solo en el ámbito de la auditoría, sucede en muchos sectores. 
 
P. ¿Cuáles son los motivos de estas diferencias en la auditoría a medida que pasan los años? ¿Es la conciliación el principal obstáculo a la hora de crecer profesionalmente?
 
P.C. Efectivamente, si eres madre es complicadísimo conciliar. Es una profesión que absorbe mucho, muy estacional y difícil de compatibilizar. Yo misma soy madre de 10 días de baja por maternidad. En ese momento era imposible otra solución. Esperemos que con el tiempo se avance todavía más en este aspecto y podamos ser ‘madres sin culpas’ a la vez que desarrollamos nuestra carrera profesional. 
 
P. Un estudio de Journal of Business Research afirma que “pese a ser minoría, las auditoras mujeres realizan un mejor trabajo que los hombres”. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación? 
 
P.C. Cada persona es un mundo y dependerá de su profesionalidad y su solvencia. La diferencia puede radicar en que las mujeres parece que siempre tenemos que demostrar y tener una excelencia, lo que nos mantiene alerta.  
 
P. Desde que has comenzado tu carrera, ¿cómo valoras la evolución de la profesión en estos últimos años?
 
P.C. Un 26% es muy poco, lo que pasa es que partimos de cero y hay que conquistar día a día. Damos pasos hacia adelante, pero hay que afianzar la conciliación, romper esos techos de cristal, el tener que demostrar que eres buena profesional constantemente.  Si no, estaremos dando un paso adelante y cuatro para atrás. Estamos muy lejos de la igualdad real. No sé si la presencia de las auditoras va a continuar creciendo a buen ritmo. 
 
P. ¿Cómo te imaginas la situación de la mujer en la auditoría en los próximos 10 años? ¿Qué cambios implementarías para seguir dando pasos?
 
P.C. Por supuesto, tenemos que seguir avanzando. Soy optimista, pero estamos en un momento social y económico en el que se dan pasos para atrás en igualdad. La clave es intentar conseguir referentes y casos para mayor visibilidad de nuestro trabajo y el de todas las mujeres, de cualquier profesión y en cualquier sector. 

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